Morón. Con sólo 18 Años de Edad, el Hijo del Fallecido Marcelo Boggi fue despedido al Tercer Día de ingresar al Municipio.
(Morón) El 29 de abril de este año falleció Marcelo Boggi, «El Melli», luego de ser despedido de la Municipalidad de Morón por pedido de Carina Vázquez Arizeta (en la foto abrazada al intendente), la coordinadora de la Dirección de Tránsito y novia del intendente Ramiro Tagliaferro. Su familia salió a denunciar inmediatamente que su fallecimiento se debía a la profunda depresión que le causó el «despido sin causa» y «no poder conseguir trabajo». Trece días antes de aquella fatídica mañana, su hijo Jonathan Alejandro Boggi Melik cumplió 18 años de edad. La familia Boggi creyó que pese al injusto despido y la posterior muerte, el gobierno de Morón se iba a apiadar del doloroso momento familiar.
Empleado por Tres Días.
Alguien pidió los datos del hijo de Marcelo y el 1 de junio Jonathan ingresó a la plantilla municipal, prestando servicios en la Central de Monitoreo ubicada sobre la avenida Rivadavia, en Haedo. Pero una vez más, la venganza y la estupidez humana de quienes manejan los recursos públicos como si fueran propios, volvió a hacerse presente. Al tercer día de trabajo, un funcionario de Seguridad le dijo: «Jonathan perdoname pero me dieron la orden de que te diga que no vas a seguir trabajando, mañana ya no vengas, averiguá en Recursos Humanos, no se si es porque te dieron mal los estudios o por qué, yo no tengo nada que ver en esta decisión pero desde este momento no podes entrar más». Jonathan, con sus 18 años recién cumplidos y el dolor de la reciente muerte de su padre, agarró sus pertenencias, bajó la cabeza y se fue. En vano esperó que alguien se disculpara o le dijera que se trató de un error o de una broma de mal gusto. Pero no.
Totalitarismo, Persecución y Despidos.
Sabiendo que está llegando al final de su mandato, el intendente Ramiro Tagliaferro y sus funcionarios están dispuestos a dejar sin trabajo a todo aquel que no profese su política. Mezcla de estupidez y de soberbia, como en todo régimen totalitario, algunos lloran de dolor y otros ríen ante el dolor ajeno. Al despido de Jonathan le siguieron otros despidos de empleados municipales que se negaron a realizar timbreos para Tagliaferro.