Opinión. Belgrano y la Formación Infantil: “Sin Educación, en Balde es Cansarse…”
(Por María Victoria Romero *) “Trabajo infantil. ¿Es mejor que un niño trabaje a que robe o se drogue?”, con esta pregunta poco halagüeña (y hasta perversa) se titulaba una nota publicada en uno de los diarios de mayor tirada nacional a comienzos del mes pasado. A los pocos días, dada la negativa repercusión, el periódico procedía a modificar el polémico titular por uno más “amable”, intentando de esta forma desterrar la falsa encrucijada presentada. Podríamos discutir largo y tendido acerca de las intenciones e intereses de los medios masivos de comunicación, sin embargo, lo que importa destacar aquí es la gravísima situación reflejada en los datos publicados por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA días antes de que apareciera la nota en cuestión.
Cifras Alarmantes.
* Las cifras son verdaderamente alarmantes: más de la mitad de los niños en Argentina vive por debajo de la línea de pobreza (considerando no sólo el nivel de ingresos del hogar sino también la alimentación, el acceso a la salud y a la educación, las condiciones habitacionales, etc.), como si fuera poco, más del 10% está sumido en la indigencia, es decir, ni siquiera alcanza a cubrir la canasta alimenticia básica. La pobreza infantil se mantuvo en ascenso durante toda la última década, por lo que tristemente se puede afirmar que es un problema estructural. Evidentemente, esto trae aparejada multiplicidad de problemáticas que se agregan y retroalimentan unas a otras: creciente trabajo infantil y adolescente (y no sólo en los estratos más bajos), bajo rendimiento escolar, aumento de la tasa de repitencia en las escuelas, pocas expectativas de progreso, deserción y abandono total del sistema educativo.
* Ahora bien, la situación resulta gravísima no sólo porque la educación formal es fundamental para salir de la marginalidad económica sino también porque es un ámbito clave en la socialización de los niños y adolescentes, en el aprendizaje de valores como la constancia, el esfuerzo, la disciplina, la empatía, el compañerismo, el respeto por uno mismo y por los demás, por la naturaleza, por las instituciones. En este sentido, el estudio de la UCA también indica que los procesos de socialización de niños y adolescentes están cada vez más alejados de la escuela, los deportes, las actividades culturales y la lectura, y crecientemente influenciados por las TIC, pero el acceso a ellas está ahora muy lejos de democratizarse, por lo que esto también acrecienta la brecha que polariza a la sociedad argentina.
La Mirada de Belgrano.
* Hace más de 200 años, en un contexto histórico en el que la infancia y la adolescencia no eran particularmente protegidas ni estimuladas (como se supone que son ahora), Manuel Belgrano ya señalaba la necesidad de instalar escuelas públicas gratuitas, técnicas y de oficios para desterrar la ociosidad y remediar la indigencia de la juventud de ambos sexos…; y en consecuencia donaba los 40.000 pesos que la Asamblea Constituyente le había otorgado como premio por su desempeño en las batallas de Salta y Tucumán, a la construcción de cuatro establecimientos en Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. Afirmaba que fundar escuelas es sembrar en las almas, convicción que aparece reflejada en su Reglamento para las cuatro escuelas del norte de 1813, en el que no sólo deja asentado qué disciplinas y valores deben enseñarse y cómo debe proveerse materialmente la escuela, sino también que el maestro debe estar debidamente capacitado, recibir un sueldo digno y ser profundamente respetado (considerándolo como “Padre de la Patria”).
* Así, quien había tenido la fortuna de recibir una educación de calidad en Buenos Aires y España gracias a la buena posición económica de su familia, procuraba que las nuevas generaciones pudieran ser parte de una formación que los hiciera mejores hombres y mujeres, independientemente de su condición económica. De esta forma cristalizaba su pensamiento según el cual el camino seguro de la libertad es la lucha por la libertad social, porque para Belgrano, ferviente defensor de la soberanía de los pueblos, “un pueblo culto nunca puede ser esclavizado”.
Una Deuda Histórica.
* Tras dos siglos de historia, la deuda con los niños, niñas y adolescentes argentinos sigue pendiente y se acrecienta. El país es, desde hace décadas, signatario de numerosos tratados y convenciones internacionales que protegen a estos sectores de la población, sin embargo, la involución en materia de cumplimiento efectivo de sus derechos es verdaderamente preocupante. Cada vez mayor porcentaje de hogares cae por debajo de la línea de pobreza, lo que repercute en que más niños y niñas trabajen y se hagan cargo de responsabilidades propias de los adultos, vulnerando así su legítimo derecho a la educación como componente fundamental de una vida digna. Ante tal injusto y sombrío panorama urge reforzar la convicción de que la sociedad toda debe ocuparse y exigir que la protección a la niñez no sea sólo letra escrita, demandar a nuestros gobernantes el compromiso efectivo con el sustancial mejoramiento de la calidad de vida de los argentinos, considerando siempre, como tan acertadamente afirmó Belgrano en 1816, que sin educación, en balde es cansarse, nunca seremos más que lo que desgraciadamente somos.
*Profesora de Historia, integrante del Instituto Histórico Belgraniano de Ituzaingó.