Bolivia. Jeanine Áñez: Una Golpista tras las Rejas.
La Justicia boliviana ordenó la detención de la expresidenta de facto. Áñez y sus ministros deberán dar cuenta de sus crímenes, que van desde el golpe de Estado contra Evo Morales hasta la compra de respiradores con sobreprecio, pasando por las masacres de Sacaba y Senkata, la persecución política, las proscripciones y el saqueo del país.
Por Héctor Bernardo
El viernes 12, la Justicia del Estado Plurinacional de Bolivia emitió diez órdenes de aprehensión, una de ellas contra la expresidenta Jeanine Áñez. Las otras nueve órdenes son contra ex ministros del gobierno golpista. Durante la semana pasada también se habían emitido órdenes de aprehensión contra el ex comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y el ex comandante de la Policía boliviana. Las detenciones fueron ordenadas en el marco de la causa por el golpe de Estado de 2019 contra el entonces presidente Evo Morales.
En las redes sociales, Áñez trató de victimizarse al decir que se trataba de una persecución política en su contra.
En octubre de 2019, el presidente Evo Morales obtuvo el triunfo en las elecciones presidenciales, pero la derecha se negó a reconocer los resultados.
Mediante un entramando conformado por hordas fascistas, sectores de la Policía y de los militares, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, los medios hegemónicos de comunicación, la Unión Europea (UE), las agencias de inteligencia de Estados Unidos (principalmente la Agencia Central de Inteligencia, CIA) y algunos gobiernos regionales (entre ellos, el argentino de Mauricio Macri y el brasilero de Jair Bolsonaro), en noviembre de 2019 se concretó el golpe de Estado.
En ese contexto, Jeanine Áñez, que no estaba en la línea de sucesión presidencial, asumió el gobierno en representación de las fuerzas de la derecha. Frente a ello se desataron fuertes protestas sociales y la gobernante de facto emitió un decreto en el que le dio vía libre a la represión policial y militar. En ese marco se ejecutaron las masacres de Sacaba y Senkata.
Jeanine Áñez fue parte del golpe, de la represión que causó decenas de muertes, de las detenciones arbitrarias, de las proscripciones, de la persecución política y de los negociados que se hicieron a costa de la vida de los bolivianos (como la compra de respiradores con sobreprecio en medio de la pandemia. Respiradores que, además, nunca llegaron a Bolivia). Hoy la Justicia le empieza a pedir que dé cuenta de todos sus crímenes.