(Morón, 6/10) Ex Combatientes de Malvinas de todo el país, enrolados en el Grupo Por Soberanía (GPS) que conduce el ex soldado y periodista Edgardo Esteban, le dieron hoy un rotundo respaldo a la empleada municipal Blasa Reyes, hermana de José Antonio Reyes Lobos, caído en combate en la guerra de Malvinas y enterrado como NN en el cementerio de Darwin. El intendente Ramiro Tagliaferro decidió despedirla de la municipalidad, donde cumplía funciones administrativas en la oficina del Centro de Ex Combatientes, por haber participado de las movilizaciones reclamando la emergencia educativa en el distrito.
Las Tragedias se dan la Mano.
Las historias de vida de Edgardo Esteban y Blasa Reyes se unen en un doloroso vértice de persecución y tragedia.
Edgardo es hijo de un dirigente de la juventud peronista de Morón asesinado por otro dirigente en los turbulentos años 70. Su papá fue asesinado en la puerta de su casa de Haedo. Años más tardes, la locura volvió a tocarle la puerta: Recién entrando a su juventud, Edgardo le dio un beso a su madre, la misma que lloró ante el cuerpo muerto de su padre, para irse a combatir en la guerra de Malvinas. Él volvió con vida, se dedicó al periodismo y entre otros logros, escribió el libro que le dio guión a la multipremiada película Iluminados por el Fuego.
En cambio, Blasa nunca pudo reencontrarse con su hermano. Hace unos meses, el Gobierno Nacional la invitó a Malvinas para junto a su madre, María Antonieta, de 80 años, quedarse llorando frente a la tumba de su hermano, que ahora luce orgullosa y trágicamente su nombre, luego del trabajo realizado por el grupo de antropología forenses permitiera reconocer sus restos. Ahora dice José Antonio Reyes Lobos donde antes decía «soldado Argentino solo conocido por Dios». Blasa volvió a su barrio de Castelar sur y todos los días -desde hace cuatro años-, se dirigía a trabajar a la sede del Centro de Ex Combatientes en el Municipio de Morón. Incluso, en más de una oportunidad, el intendente le rindió homenajes a ella y su familia.
El Despido de Tagliaferro y Anzorena.
Blasa, a su vez, como madre de una alumna que concurre al colegio industrial Chacabuco de Morón, comenzó a participar de las marchas de la comunidad educativa para enfrentar el desgüace a las escuelas técnicas y se movilizó junto a otros padres y madres. Entonces, el ex esposo de la gobernadora María Eugenia Vidal, decidió dejarla sin su empleo. Y fue su subsecretario de Gobierno, Walter Anzoreza, el encargado de ejecutar el despido, transmitiéndole a los ex Combatientes que «el despido de Blasa no tiene marcha atrás porque es militante política y participa de las marchas por la educación». Así de claro, así de explícito, así de perverso.
Hoy, Edgardo y Blasa pudieron verse frente a frente, compartir las tragedias de un país que no castiga a todos por igual. Un país que pareciera que si sos pobre, peronista, militante, te cae con más dureza sobre el lomo. Edgardo, Blasa y una enorme cantidad de ex Combatientes enrolados en GPS se comprometieron a seguir luchando por su reincorporación pero por sobre todas las cosas, para no darle el brazo a torcer a un país que parece volver con toda la furia y con otros protagonistas, con Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y su ex esposo Ramiro Tagliaferro.