Tagliaferro se fue de vacaciones mientras el municipio se le caypo a pedazos. |
(De Nuestra Redacción) Hace un mes, el 9 de enero, Quinto Poder Conurbano publicaba el escrache sufrido por el intendente Ramiro Tagliaferro en las calles de Castelar sur de parte del actual concejal suplente de Cambiemos Samuel Bondarczuck. Su propio concejal y otrora empleado de la dirección de Inspección General de su municipio, le reprochó haber convertido la gestión de Cambiemos en un nido de corrupción, a partir de la cobertura ilegal a negocios de entretenimiento nocturno, kioscos protegidos que venden alcohol y habilitación irregular de supermercados chinos. Tagliaferro le respondió: «Me hacías las campañas con un Dodge 1500 todo roto y ahora tenés una Kangoo, hiciste plata conmigo».
La Secretaría de Comunicación, que increíblemente tiene dos secretarios, hizo denodados esfuerzos por frenar las escandalosas imágenes, desde sobornar a medios y periodistas hasta obligar a los que «cobran pauta» a no publicarlo, cosa que lograron.
Nada fue Igual.
Pero desde ese día nada fue igual para el ex esposo de María Eugenia Vidal. Ese fatídico 9 de enero decidió emprender sus vacaciones (seis días antes de lo autorizado por el Concejo Deliberante). Se fue al sur argentino para luego emigrar al norte de Brasil y posteriormente a España, junto a su novia, la también funcionaria municipal en la Dirección de tránsito, Carina Vázquez Arizeta.
Y a eso le siguieron los escándalos de todo tipo. Su ex jefe de las campañas en 2013, 2015 y 2017, Diego Llaneza, denunció ante la justicia penal de Morón haber recibido amenazas de muerte del ex concejal Christian Salinas «en nombre de Ramiro Tagliaferro». Pero también se filtró que el jefe comunal declaró ante la AFIP ingresos por $ 81.010 como intendente y gastos fijos, solamente en créditos y pago de tarjetas, por $ 82.000. En medio de la situación, distintos colectivos vecinales decidieron salir a la calle a denunciar los «atropellos» del gobierno municipal, como los vecinos del Barrio Aeronáutico de El palomar, los pacientes autoconvocados del hospital de Morón y los taxistas, entre muchos otros que nos hacen a llegar a nuestra redacción las fotos de las calles destruidas o los conflictos de interés de los responsables de la actual gestión.
Muchas cosas cambiaron desde aquel 9 de enero. Hoy, muchos se animan a hablar, mientras muchos otros ocultan y encubren. Nosotros, no nos callamos nada. Gracias a nuestra militancia comunicacional por difundir la verdad, cuando el poder se sostiene a fuerza de las mentiras.
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