(Por Pedro Alejandro Ivanoff*) Esta segunda parte de mi investigación mostrará la peligrosidad de la Secta Fundamentalista Bíblica “Ministerio poniéndonos al lado de Jesús”, de Aconcagua 1525, Francisco Álvarez, Moreno, Buenos Aires. Estas actividades destructivas no podrían ocurrir sin una cadena de complicidades que expondré a continuación.
El autotitulado Apóstol Daniel Edmundo Gallo fue denunciado penalmente por abuso sexual, estafas agresiones, etc. Informe detallado en mi anterior nota (ver: «Apóstol Polígamo denunciado por abuso Sexual…»).
Gallo recluta gente sin formación, desanimada, ex-convictos y desahuciados, para ejercer su liderazgo autócrata y despiadado (Gallo no es Pastor ni fue jamás reconocido por ninguna denominación evangélica), hábil, manipulador y embaucador, con una ausencia total de culpas, machista y patriarcal, odia y denigra a las mujeres.
El «Apóstol» enseña y vive en poligamia, hace terrorismo psicológico y tiene antecedentes delictivos y neuro-psiquiátricos juveniles. Durante su trayectoria destruye familias, amenaza y persigue a los disidentes y, como hábil comerciante, hace fortunas sobre las ruinas de sus estafados.
Gallo es frío y despiadado, como un cazador profesional que mata cuando calibra a la víctima. Su «ministerio» siempre fue una secta y jamás una iglesia. Sus obras son hechas en base a estafas. Su servicio social es proselitista y su «iglesia», una asociación ilícita cómplice y víctima de sus entramados.
El 4 de junio, Darío Romero denunció que Juan Díaz Urías y Enrique Juan Peña interceptaron su Traffic y la apedrearon, ocasionándole la rotura del vidrio trasero, y le gritaron “No pases más, o la próxima será peor”.
Maximiliano Lapaglia denunció en la UFI 9 que Daniel Gallo, Cristian Encina y Javier Díaz, lo golpearon y le dijeron “Vos no sos de acá. Ándate porque te vamos a matar entre todos.” Otra denuncia del 7 de mayo de 2018, Gregorio Gadea dijo que Cristian Encina le manifestó: “Gato de mierda, puto. Te voy a matar a vos y a tu familia. Vamos a ir con los de la Villa del Barrio San José a tu casa y los vamos a matar.”
Abusos, esclavismo y castigos en las tinieblas de Álvarez.
La ex -adepta D.O., dijo: “Conozco a Gallo desde 2003. Manipuló mi vida doce años. Al principio me sometía a sus órdenes, te exponía ante los demás y te separaba de familiares y amigos; yo le comenté a Gallo que mi hijo no era de mi marido y lo había ocultado siempre. Pero me hizo callar, hasta que una década después me obligó a contárselos. Fue un escándalo, mi marido casi me pega y se quiso suicidar. A mi hijo de trece años le dijo allí mismo que sus padres eran un par de drogadictos. Así nos manipulaba en todo. Teníamos que contar todo lo que hacíamos en la cama matrimonial. Me decía que yo tenía un espíritu sexual, por eso tenía muchos hijos (SIC). Hizo que acusara a mi marido porque yo deseaba ser santa y cristina. Terminó todo en un desastre. Eché a mi marido, le quemé su ropa y terminó yéndose con otra.
«Los domingos en la Secta eran eternos, terribles. Nenas de 10 o 13 años, tenían que estar en servicio sí o sí. Los cultos duraban seis horas. Se cobraba la comida del almuerzo. Hacíamos todo casero y a pulmón. Las hermanas trabajaban todo el fin de semana, cargando críos. Las jóvenes trabajaban como «yeguas». Con suerte, nos íbamos a las doce de la noche, a veces a las cinco de la mañana.
«Gallo separaba matrimonios. Te proponía echar a tu esposo de la casa. Convencía a los hombres para que trabajaran como empleados de los comercios de Gallo, o los ponía como vendedores ambulantes, o en la construcción, por un pago irrisorio, y les descontaba automáticamente el diezmo. Quiso sacarme a mis dos hijos menores, de trece y quince años, para llevarlos a vivir con él. Tuve un intento de suicidio y me quise tirar bajo el tren Sarmiento.
«Gallo tiene testaferros: Elías López, Georgina Sánchez, Bravo Bella Belén y la familia Gelvez. A mi padre le confesó que tenía dos millones de euros en efectivo.
«Hubo una situación de dos niños que habían tenido sexo oral entre sí. El tema se trató en las oficinas de Gallo, que se encargó personalmente de corregirlos a cintazos frente a sus impávidos padres, y luego puso a los niños bajo disciplina por seis meses, con una dieta de arroz blanco y agua y trabajos forzados en la casa del “apóstol”, con autorización de los padres.”
* La Dra. Nadia Vanesa Biorlegui presentó un pedido de detención contra Gallo por abuso sexual contra una menor de la secta:
Los secuestradores celestiales y la patota pretoriana.
La exadepta Alexis Martínez denunció penalmente a su marido Juan Gabriel Urdieta por abandono de hogar y violencia familiar. Gallo instigó también a Urdieta a casarse de nuevo con una adepta y amenazó a Alexis con secuestrarle los cuatro hijos “apenas se descuide”, cosa que el «Apóstol» viene haciendo cuando separa familias.
Aterrada, Alexis colocó una restricción perimetral contra ambos. Igual, Gallo y sus acólitos la intimidan estacionando vehículos a cualquier hora en su casa.
La violencia machista del “Apóstol” puede ser escuchada en este audio telefónico:
Otro testimonio es el de R.A.G., que dijo: “Estoy viviendo amenazada por ellos, a mi hijo le pegaron. Una fue Romina Ávila, que tiene antecedentes penales. Mandan gente a merodear por los techos a la madrugada para amedrentarme. Alejandro Urdieta vive amenazando a mi hijo se quince años. Me pegan los candados con la ‘Gotita´. Me cortan la luz y me rompen los caños del agua. Temo por mi vida, ya que tengo dos hijos conmigo, aterrados que ni salen a la calle. También sé que Carlos Argañaraz fue amenazado y que le fajaron a su hijo Dylan entre Georgina y Abigail Gallo. No puedo dormir ninguna noche.”
Gallo tiene esclavos que trabajan en sus negocios doce horas diarias por trescientos pesos. La ex-adepta Alexis Martínez dijo: “Al papá de una nena de tres años, Gallo le mandó que le pegue hasta dejarle la cara hinchada y la lleve a la Comisaría, inculpando a Rubén Osorio, como que él atropelló a propósito con su camioneta. Como el padre se negó, fue expulsado de la secta.
«A una adepta, Gallo le dijo que el Señor le reveló que su primera hija no era de su marido, y le hizo hacer el ADN en Capital (dio resultado que sí lo era). Pero ya el marido no la recibió más, echándola de la casa y no dejándole ver a sus hijos. Luego ella fue presionada a volver a la secta.”
* Para intimidar al barrio, Gallo adquirió un Ford Falcon verde de los ’70 (el mismo modelo que usaba la dictadura para secuestrar gente).
Psicoanálisis, psiquiatría y sadismo apostólico.
En su inconsciente, el sádico alberga tendencias autodestructivas, que combate volcándolas hacia afuera contra los objetos sexuales. Es el castrador y no el castrado, y es para establecer una unión mística con la víctima. El sádico obliga a sus víctimas a amarlos por la fuerza y eso le significa un suministro narcisístico. La satisfacción sexual por el dolor y la humillación del otro. Hay un complicado nexo entre el complejo de Edipo, la excitación sexual sado-masoquista y la hostilidad y culpas en el sádico, bien descritas por Freud en su estudio “Pegan al niño”.
Gallo manifiesta delirios crónicos sistematizados de suposición, de fabulación y de reivindicación: una estructura esquizo-paranoica, una auto-referencia mórbida (“Apóstol”), frases extravagantes de delirio megalómano, sus permanentes novelas, actings, sofismas y victimización, porque “al delincuente, cualquiera le parece un acusador.”
La revelación de la poligamia y el patriarcado sectario.
Esta doctrina fue instalada por Gallo hace pocos meses y ya ha causado divorcios compulsivos, nuevos “casamientos”, destrucción de familias y enormes perjuicios a sus hijos.
La voracidad del «apóstol» no se acabó con la incorporación de su primera “esposa” Rosa Candia, sumando a la segunda, Valeria Álvarez, y ya habría tomado como mujer una tercera adepta de Mendoza.
Según cuentan cuatro ex adeptos, Gallo habría dicho que Dios le reveló por sueños que debía desposar dos esposas más. Según trascendió, serían la hija soltera de un ex adepto expulsado y la ex mujer de un actual adepto, la cual ya estaría viviendo en la casa del «apóstol». Así, el matrimonio plural quíntuple consolidaría la dinastía polígama de la secta, como un escándalo propio de un culebrón venezolano.
* Periodista.