Guillermo Lasso será el nuevo presidente de Ecuador al ganar las elecciones de este domingo a Andrés Arauz.
Según los datos del CNE (Consejo Nacional Electoral), con más del 98% de las actas contabilizadas, Lasso, representante de la derecha tradicional y que hace su tercer intento de llegar a la presidencia, acumula 52,5% de los votos, frente al 47,50% del correísta Arauz, heredero de la izquierda del expresidente Rafael Correa.
«Luego de esta declaración, realizaré una llamada al señor Lasso y le felicitaré por el triunfo electoral conseguido el día de hoy», concedió la derrota Arauz.
«Este es un día histórico, un día en que todos los ecuatorianos han decidido su futuro, han expresado con su voto la necesidad de cambio y el deseo de mejores días para todos», dijo Lasso ante sus simpatizantes reunidos en Guayaquil.
El triunfo es una sorpresa y hace que Ecuador siga en la ruta para mantener las políticas abiertas al mercado en lugar de volver al llamado socialismo del siglo XXI.
La victoria será bienvenida por inversores extranjeros, ya que Lasso prometió mantener el acuerdo del presidente saliente, Lenín Moreno, con el Fondo Monetario Internacional (FMI) frente a un Arauz que quería desconocer las condiciones de la financiación y que prometía un amplio gasto social pese a las débiles finanzas públicas y una economía con problemas de liquidez.
Dos Modelos Diferentes.
Ecuador celebró este domingo la segunda vuelta de las presidenciales en medio de un repunte de casos de coronavirus y de la crisis económica que sacude al país y que se agravó por la pandemia. Ambas crisis serán los principales retos del nuevo presidente, que asumirá el 24 de mayo.
En ese contexto se enfrentaban dos modelos muy diferentes de abordar los problemas del país.
En la agenda de Arauz estaban las políticas de sociales y la recuperación de las empresas estratégicas nacionales, junto al retorno de las relaciones con América Latina (la CELAC, UNASUR y ALBA que caracterizaron los dos gobiernos de Correa (2007-2017). Guillermo Lasso, en cambio, es un banquero de premisas neoliberales que privilegian el endeudamiento externo, la financiarización de la economía y los lazos estratégicos con los países sumergentes del norte global. Lasso estuvo estrechamente vinculado a las diferentes crisis económicas y default de Ecuador antes del primer Gobierno de Rafael Correa. Favorecido por los medios hegemónicos que responden a los intereses de Washington en la región, propone medidas liberales clásicas (ajuste fiscal, flexibilización laboral, y desregulación de la economía en beneficio de las trasnacionales).
«Gracias desde el fondo de mi corazón por darme la oportunidad de ser su presidente y poderlos servir», dijo ante sus seguidores en Guayaquil, y señaló que desde el próximo 24 de mayo asumirá con responsabilidad el «desafío de cambiar al país».
A lo largo del escrutinio, Lasso llegó a superar los nueve puntos de ventaja sobre Arauz, pero poco a poco se fue reduciendo la diferencia con el recuento de votos en las provincias de Manabí y Esmeraldas, bastiones del correísmo.
La diferencia de votos entre ambos candidatos es de unos 420.000, y todo apunta a que no será alterada de forma sustancial, si bien el recuento sigue abierto.
En cualquier caso, los seguidores de Lasso salieron a festejar su victoria frente a la sede del CNE en Quito, y también en los cantones de la provincia de Guayas, donde acumula una parte de su fuerza política.
«Este es un traspié electoral, pero de ninguna manera es una derrota política ni moral porque nuestro proyecto es de vida, es una lucha», dijo Arauz al reconocer su derrota.
Quién es Guillermo Lasso.
Exbanquero y candidato presidencial en dos ocasiones, Lasso promete estimular la economía con argumentos semejantes a los que el macrismo desplegó en Argentina en 2015: aumentando la inversión extranjera, bajando los impuestos a las grandes empresas e impulsando la producción de petróleo, la exportación más importante de la nación sudamericana.
El más joven de 11 hijos de una familia de clase media, Lasso comenzó a trabajar desde los 15 años en la Bolsa de Valores de Guayaquil y fue rápidamente escalando posiciones hasta convertirse en presidente del Banco de Guayaquil por casi 20 años.
Casado y con cinco hijos, Lasso también tuvo un breve paso por la filial local de Coca-Cola y se desempeñó por un corto tiempo como ministro de Economía en el gobierno de Jamil Mahuad.
Lasso, de 65 años, perdió la presidencia en 2013 ante Correa por un amplio margen y en 2017, por poco, ante el actual presidente Lenín Moreno.
Promete generar dos millones de puestos de trabajo, expandir el sector agrícola a través de préstamos a bajo interés y reducir progresivamente los impuestos, aunque omitió durante toda su campaña que no podrá eludir las imposiciones del FMI, tras el fuerte endeudamiento nacional que dejó su antecesor Lenin Moreno.
La reacción de Correa
La figura de Correa como mentor de Arauz le dio una gran presencia en la campaña pese a estar inhabilitado políticamente tras su condena por corrupción y vivir en Bélgica.
La derrota de Arauz es la primera del correísmo en 14 años ya que Correa gobernó de 2007 a 2017 y luego designó como sucesor a Lenín Moreno, ganador hace cuatro años y que luego se desmarcó de quien fuera su jefe.
Lasso triunfó este domingo al hacer que la elección fuera entre correísmo y anticorreísmo, por lo que la derrota de Arauz es también una derrota para una figura tan polarizante como su mentor Correa.
«Sinceramente creíamos que ganábamos, pero nuestras proyecciones eran erradas. Suerte a Guillermo Lasso, su éxito será el de Ecuador», expresó Correa en Twitter.
«Solo le pido que cese el lawfare, que destruye vidas y familias», dijo sobre lo que considera una persecución política y judicial contra él y sus aliados.
El Ecuador que hereda Lasso
La economía del país petrolero ya estaba débil como resultado de los bajos precios del crudo cuando comenzó el brote de coronavirus.
La pandemia ha empujado a un tercio de la población de más de 17 millones a la pobreza y dejó a casi medio millón de personas en el desempleo.
El presidente Lenín Moreno impuso dolorosas medidas de austeridad y feroces políticas represivas sustentadas en acuerdos con una justicia politizada y claramente funcional a las políticas del lawfare que dimanan desde el departamento de Estado norteamericano como parte una estrategia que busca perseguir, anular e inhabilitar a los candidatos de izquierda y de signo popular. El saliente presidente Lenin Moreno firmó acuerdos espurios y lesivos de la soberanía ecuatoriana con el Fondo Monetario Internacional (acuerdo por US$6.500 millones que sin embargo no lograron poner en marcha la economía dolarizada) y protocolos de cooperación militar con Estados Unidos que afectan la geopolítica latinoamericana de forma peligrosa para el conjunto de sus países.
Las cifras de la autoridad electoral muestran que hubo 1,6 millones de votos nulos, en torno al 16%, una cifra récord, probablemente el resultado de la llamada del activista reconvertido en figura pseudo indígena, Yaku Pérez, a simpatizantes para anular sus votos.
Pérez se postuló en la primera ronda presidencial de febrero y perdió por poco ante Lasso su puesto en la segunda vuelta. El activista atribuyó su derrota a un fraude electoral que denunció sin mayores pruebas.