Chile. Químicos para reprimir la Protesta Social, una Realidad Incluso en Pandemia.

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Por Rodrigo Arreyes, Especial para Quinto Poder.

Chile registra récords de contagios y hospitalizaciones por la pandemia del Covid-19. Además de este hecho, que hace caer el rótulo del remedio neoliberal y el “paso a paso”, 2021 es un año histórico para el pueblo chileno. Por primera vez, desde la dictadura, Chile está a punto de reformular la constitución neoliberal que sentó las bases de la profunda desigualdad social que atraviesa hace décadas. ¿Será una Constitución a favor del pueblo, fruto de sus luchas históricas y actuales, o renovará los mecanismos del pinochetismo? Que Chile no es Suiza: toda la mentira quedó a la vista del mundo a través de fotos, relatos y videos de la espantosa represión que resultó en alrededor de 18 000 denuncias de violaciones a los Derechos Humanos desde el 2019. Lxs chilenxs estallaron contra el poder político y, en particular, Piñera. Este Estallido, no sólo de la ciudad o una ciudad, también vinculaba a las comunidades mapuches, que hace largo tiempo sufren la guerra instalada por el gobierno que militariza la Araucanía. La Nueva Constitución surgirá a partir de las Elecciones de convencionales constituyentes de Chile de 2021, que se realizarán el 15 y 16 de mayo, tras fijarse una nueva fecha (antes 11 de abril). Además, esos días ocurrirán las elecciones municipales y de gobernadores regionales y, a fin de año, serán las elecciones presidenciales. En este contexto de COVID-19 y convulsión social, varios elementos salen a la superficie desde que el Estallido Social se inició en 2019. La organización de la lucha contra el patriarcado y sus patrones convertidos en leyes (que estalló en la Huelga Internacional Feminista del 8M de 2019), el reconocimiento de un estado plurinacional, el cese de la criminalización racista de los pueblos mapuches, las demandas por mejores condiciones para lxs estudiantes, el pedido de justicia por los crímenes de la dictadura y la libertad de lxs presxs políticxs del estallido son algunos de los factores de la actual coyuntura que hacen tropezar el programa de la derecha. El neoliberalismo, representado por el presidente Piñera (quien vio crecer su fortuna en plena pandemia), mueve las piezas de la democracia para salir más lindo en las fotos.

En este contexto y con el impulso del Comité Latinoamericano por la Libertad de Lxs Presxs Políticxs, con sede en Brasil, «whatsappeamos» Argentina-Chile con Esteban, un estudiante víctima del Estallido Social atacado con químicos. Las heridas de la represión, algo que la urgencia del COVID-19 ha tapado, no deja de ser una realidad relacionada con el hecho de la agenda, ya que las demandas sociales del Estallido, por cierto, también incluyen las problemáticas a la hora de atender la salud de las víctimas de la represión.

R. Arreyes: Vi las imágenes horribles de las marcas de la represión en tu cuerpo en las redes sociales y otros comentarios de personas que relatan casos semejantes en ese posteo. ¿Por qué estás lastimado? ¿El Estado se hizo responsable de tu tratamiento?

Esteban: Para responder esta pregunta, primero me gustaría contextualizar un poco lo que me pasó. Acá, desde octubre de 2019, a partir del aumento del pasaje de colectivo, vivimos miles de manifestaciones en Santiago y a nivel nacional, que es lo que luego se conoce con el nombre de Estallido social. Bueno, este Estallido social tiene diferentes demandas: de educación, de salud, jubilación, contra el patriarcado y el racismo, el aumento del precio por el transporte público, en fin, también un cuestionamiento a la clase política en su conjunto. Podemos decir que en la primera etapa del proceso se cierra un acuerdo con la clase política que llama a elecciones para el nuevo plebiscito y el cambio de la Constitución. Este proceso de Estallido social tiene una primera parte, entre octubre de 19 hasta marzo de 2020, cuando empiezan los primeros casos de Covid-19 en Chile y cuando el gobierno tiene la excusa perfecta para aplicar medidas represivas disfrazadas de medidas sanitarias, con el propósito de tapar y encubrir la protesta social en Chile.

En marzo de 2020, se decreta la cuarentena, los militares salen a la calle y se cierra la frontera. Así, seguir la protesta social se vuelve difícil, por lo que, podemos decir, se termina la primera etapa del Estallido social, pero nada se soluciona. En una segunda parte, luego de octubre de 2020, cuando empieza esta segunda etapa de la protesta social, cuando se flexibilizan las medidas de cuarentena y desplazamiento, entonces la gente vuelve a retomar las protestas en todos los lugares, todos los viernes en Plaza de la Dignidad, con las mismas demandas de la primera etapa del Estallido, pero sumados dos temas considerados muy importantes: uno, contra la militarización del Wallmapu, territorio mapuche, y dos, por la libertad de los presos políticos.

En este contexto, el 19 de febrero, yo fui a manifestarme como todos los viernes a la plaza de la Dignidad. Bien, la gente que se encontraba empieza a querer moverse de la plaza hacia la Moneda, la casa del Gobierno, cuando de los «pacos», los carabineros, la policía militarizada y demás nos reprimen. Tiran agua y gases, sin embargo, aparece en esta protesta el químico en el agua. No es que te tiran un agua limpia o corriente, sino que tiene químico. Si bien no hay ningún tipo de documento oficial que lo explicite, ya son varias personas que se encuentran quemadas con químicos. A veinte metros de mí recibo el agua, que me alcanza la espalda, la nuca y el cuello. En el momento sentí un ardor en el cuello, pero no le di importancia y seguí manifestando. Media hora después, un carro lanzagases reprime la protesta y este carro me empieza a perseguir, una dos o tres cuadras, hasta que no puedo seguir, bien, entonces ellos me acorralan en un pasaje y me gasean directamente desde el carro. Me sentí ahogado. Yo ya estaba cansado de correr, los gases son fuertes, además estaba usando mascarilla; entonces correr, la mascarilla, los gases… ya no podía resistir. Ya no podía hacer nada, no me detuvieron, solo se conformaron con perseguirme y gasearme. Quedé hecho mierda, sin poder respirar y una sensación de desesperación, pero pude irme caminando.

Luego de esto, me fui de la plaza a eso de las 10:00 am. Y cuando llego a mi casa, me baño, me saco la ropa y me quito todas los químicos que podían haber quedado en mi piel. Quedé varios minutos abajo de la ducha, me pasé jabón y shampoo varias veces. Sentía muy irritada la piel y quería sacarme los químicos. Pero aún así, a eso de la 1:00 o 2:00 a.m., me levanté con un ardor muy fuerte, era algo realmente insoportable, no podía aguantar, no sabía cómo podía tener semejante dolor. A eso de las 1:00 am no tenía nada en el cuello, solo el ardor, pero a eso de las 3:00 am veo que tengo esa zona con varias ampollas y heridas que significaban una herida química. A la mañana, voy a la Atención Primaria de Urgencia, donde me dicen que nadie me puede curar porque no hay médicos y tengo que esperar horas. Luego voy a un segundo lugar, pero resulta que no tienen insumos y que yo tengo que ir a la farmacia como particular para comprar los insumos. En ese momento, no tenía dinero ni forma de ir a una farmacia. Fue sólo a través de una publicación en Facebook que me habló una amiga periodista y me puso en contacto con un socorrista voluntario. ¿Qué es un socorrista voluntario? Son brigadas de salud que asisten a los heridos de la Plaza de la Dignidad. Son voluntarios que se fueron formando espontáneamente a la luz de todos los heridos de la represión policial. Así, me contacto con este voluntario de la salud y él me conecta con gente que puede darme la atención adecuada. Finalmente me pude curar.

Tiempo después, hago una denuncia en el Instituto Nacional de Derechos Humanos con los datos personales para dejar una constancia de lo que hacen estos carros en la Plaza de la Dignidad. Bueno, el Estado claramente no se hizo responsable de nada. El Estado, de hecho, a pesar de que los informes internacionales (de Human Rights, Amnistía Internacional o la misma ONU, que hacen investigaciones de derechos humanos) concluyen que sí hay violaciones de D.D.H.H., el gobierno sigue con un discurso mentiroso de que en Chile no hay violaciones a D.D.H.H., o sea, no se hacen cargo de nada. En mi caso fue una quemadura en segundo grado, cuello y nuca, y si bien la curación fue muy dolorosa, yo no me siento tan mal. Esto es una de las cosa más pequeñas que se pueden denunciar en comparación a las denuncias en institutos de D.D.H.H. Han denunciado violaciones y abusos sexuales en comisarías, han denunciado muertes, desapariciones, hay gente lesionada por perdigones de la policía en los ojos, alrededor de 600 personas con heridas oculares, gente torturada, lastimada por carabineros en la calle. Hay un sinnúmero de denuncias que dejan en claro que acá se violan los D.D.H.H. en forma sistemática. El Instituto Nacional de D.DH.H tiene 18.000 denuncias a partir del 18 de octubre de 2019. La supuesta ayuda del gobierno es poca y no soluciona ni repara nada a quien ha herido. Más bien vuelven a revictimizar a la gente al tener que vivir el proceso de abandono del Estado.

Les voy a mostrar este video para que vean un caso que se viralizó en las redes sociales:

R.A. La imagen que la derecha chilena construye hacia afuera es la del exitismo. Tras haber sido herido, ¿qué le dirías a una persona que piensa que Chile es un modelo para el resto del mundo? Me parece que pese al estallido, precisamente esa imagen del país exitoso se vuelve a levantar con la campaña de vacunación chilena.

E. Acá a Chile siempre se lo ha tenido como al país modelo. Esa idea de país modelo es interesante. Porque, a pesar de que es un país chico, con 18 millones de habitantes, han pasado procesos políticos que están a la vista del mundo. Por ejemplo, el proceso de Allende, pues fuimos el primer país en llegar al socialismo por la vía electoral. La vía pacífica del socialismo, con la acción popular y Salvador Allende que tuvo la victoria, generó la rabia de todos los poderosos, principalmente Estados Unidos. Desde allá esto estaba tan claro que se reclasificaron documentos que pedían que Salvador no llegara a la presidencia. Del Chile que le mostraba al mundo una vía pacífica al socialismo, saltamos a una dictadura que puso un modelo, que fue el neoliberal. A partir de los Chicago Boys, se impuso un modelo que significó privatizar todo el Estado y acabar con el estado benefactor, paternalista, si se quiere, y se impuso el que cada uno pueda salvarse con sus propias uñas. Se muestra este modelo como algo ejemplar para la región. Eso persiste, ¿No? Bueno, estamos con el gobierno de Piñera, quien particularmente ha tratado de posicionar su imagen internacional, a partir de su primer gobierno, por ejemplo, con el rescate de los mineros que fue un hecho que dio vuelta al mundo y hasta Hollywood hizo una película. Sin embargo, con el Estallido social cae al suelo, no lo apoya ni el 4%, y antes del Estallido se jactaba que Chile era un oasis de Latinoamérica. A diferencia de los países de la región que estaban mal, supuestamente nosotros estábamos en un paraíso. Todo eso se le vino abajo. Pasó de ir a Cucuta a denunciar la violación de Derechos Humanos en Venezuela a después negar el informe de Human Rights, de Amnistía Internacional, de la ONU, que confirmaban acá la violación a los Derechos Humanos. Por otro lado, empezó una campaña mediática, se empezó a presionar a los medios, mejor dicho, para que no informaran lo que acá estaba sucediendo. Estos medios lo acataron bastante bien, porque acá pasan cosas, pero se muestran por redes sociales, Facebook, Twitter, etc., y si se viralizaba llega quizá a los medios tradicionales. ¡Pero la verdad que la prensa tradicional se caracterizó por un silencio…! Bueno, justamente en el Estallido Social una de las consignas fue: «En Chile nace el neoliberalismo y en Chile muere». Así que, si bien para afuera se puede disfrazar con el crecimiento, acá se habla que eso no sea para sòlo los más ricos. Acá los súper ricos aumentaron su fortuna en 70% en el 2020, en plena pandemia, en que al pueblo de Chile le costaba salir adelante. Piñera es uno de los superricos que se niega a hacer un impuesto para financiar el freno de la pandemia, y ese crecimiento per cápita no se ve reflejado en el salario mínimo, ni en la seguridad social. Entonces, por ejemplo, tenemos un salario mínimo de USD 400, sin embargo, de esos USD 400, solo USD 150 se va en transporte y el pan diario. La familia promedio con tres hijos, por ejemplo, difícilmente puede acceder a educación, salud o vivienda de calidad. Ahora el precio de alquileres y casas se inflan mucho, lo cual genera un problema habitacional de miles de familias que no tienen casa. La imagen que exportan los medios tradicionales capaz genera un tipo de aspiración, pero la verdad desde adentro no creo que permita una visión de un Chile que deba seguir privatizando todo, ni somos dueños del agua que tomamos. La privatización come todo, jubilación, salud y educación, y la gente ya se cansó de eso. Creo que en realidad la solución no va por privatizar todo, sino que el pueblo administre sus recursos.

Volviendo al exitismo, Piñera en su momento posicionó su imagen en el exterior con los mineros de forma exitosa, ahora quiere hacer lo mismo con las vacunas. Sin embargo, al descuidar otro elemento de combate al Coronavirus, al flexibilizar medidas e impedir el acceso de vacunas, somos ejemplares en contagios. La exitosa vacunación ahora es un dolor de cabeza, porque el país primero parecía un ejemplo, pero ahora los medios internacionales muestran a Chile como contraejemplo de lo que no tienen que hacer los privados. En términos de prevención, también fue un fracaso. Luego del Estallido social, se quedó sin programa de Gobierno y básicamente trató de no caer a costa de lo que fuera. Sí pusieron la Ley Antibarricada y la Ley de Cuidado de Infraestructura Crítica, que son leyes que permiten que los militares salgan a la calle y se aumenten las condenas contra la protesta social. Ahí tenemos las consecuencias.

R.A. Para cerrar, por ahora, ¿de dónde viene y a dónde va el Estallido?

E. Si bien estuvo escondido, sí hay un pueblo que se organiza en la cultura, en las formaciones alternativas y otras organizaciones embrionarias que generan lazos de solidaridad, los cuales han permitido que el pueblo resista el avance represivo de la actualidad. El Estallido social sirvió para abrir los ojos, una de las consignas fue: Chile despertó. Eso significó que Chile pudo verse a sí mismo. En ese sentido, miró los focos de resistencia: el robo de agua, los recursos naturales, la resistencia mapuche por su territorio, las feministas, lxs LGBTIQ+, lxs estudiantes de secundaria. Ellxs sí venían trabajando la unidad política en el territorio, eso se vio en el Estallido Social. Sin lxs estudiantes saltando los torniquetes no hubiese sido posible ver el Estallido Social. El programa de la Nueva Constitución se puede desprender de las demandas que ya existen en los territorios, quizá hace falta ordenarlo y juntarlo, pero cuando fue el Estallido quedó claro por qué la gente estaba afuera. Se sabía que había que cambiar el sistema por completo y la Constitución. No hacía falta un maquillaje o un cambio superficial hecho a medida de los políticos tradicionales de la derecha o bien un pacto de la izquierda con la derecha, sino un cambio de estructura.

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