Barrio Carlos Gardel. Del Autoritarismo Cambiemita a la Gestión Antipatriarcal.
El Barrio Carlos Gardel, uno de los íconos de las políticas estatales inclusivas de Morón, fue foco de estigmatización y militarización durante los 4 años de gestión macrista con una inusual presencia permanente de efectivos de la Gendarmería Nacional y con recurrentes puestas en escena de supuestos operativos enmarcados en la lucha contra el narcotráfico.
Como contraposición a ese retroceso estructural, la gestión del actual intendente moronense Lucas Ghi, no sólo buscó retomar las políticas que convirtieron al otrora asentamiento palomarense en un barrio urbanizado; si no que profundiza en políticas estructurales con una clara determinación de que sean mujeres quienes ocupen los principales lugares de conducción institucional en el barrio.
Esa definición no sólo tiene que ver con la historia institucional impulsada por la ahora diputada nacional Mónica Macha, principal impulsora política de la urbanización de ese territorio, durante su paso por la gestión municipal moronense; si no también con una gran tradición de mujeres que se han hecho cargo de sostener el entramado comunitario gardeliano desde los merenderos, comedores, la capilla del barrio entre otras sensibles organizaciones intermedias.
La Territorialidad como Política de Estado.
Es así que la gestión conducida por Lucas Ghi planteó, en su versión 2019, la creación de una secretaría de desarrollo territorial y relaciones con la comunidad, conducida por un hombre, Mariano Spina; pero con preeminencia de mujeres en sus direcciones territoriales. Es así que la politóloga Leticia Guerrero – que durante la anterior gestión de Ghi fue responsable del programa Envión desde la Casa de la Juventud de es barrio – es hoy la subsecretaria de relaciones con la comunidad del estado moronense, e infunde su impronta con especial ímpetu en esa porción del norte moronense.
Con la creación de la secretaría territorial, se duplicó el número de Unidades de Gestión Comunitaria (UGC), llegando a un total de 14 dependencias municipales barriales. Concretamente en El Palomar lo que originalmente era el territorio abarcado por la UGC 3 (hoy conducida por María Sol Steinberg), se subdividió en tres agregando una unidad de gestión al Barrio Gaona (UGC 13) y otra al Barrio Carlos Gardel (UGC 12).
Es en Gardel donde la Unidad de Gestión es conducida con pulso firme por la licenciada en trabajo social y referenta católica, Natalia Susana Lazarte. Lazarte junto al sacerdote Rodrigo Vega generó una verdadera revolución en el vínculo entre la comunidad católica de base y la comunidad gardeliana. Junto a ella Estefanía D’Alessandro, al frente del Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) «Malvinas Argentinas», y Azul Chimeno, titular de la Casa de la Juventud del Barrio, completan el tridente feminista que conducen los destinos institucionales de Gardel.
La Urbanización de Gardel: «Una Experiencia Profunda e Integral…»
Desde esa perspectiva, Quinto Poder Conurbano dialogó brevemente con la diputada Mónica Macha, quien reflexionó sobre la experiencia de urbanización del emblemático barrio durante las gestiones municipales de Martín Sabbatella y los primeros años de Lucas Ghi; y ponderó el rol que las mujeres fueron ganando en la vida político-institucional del mismo.
«La urbanización del Barrio Carlos Gardel significa para mi… la experiencia más profunda, más integral que llevamos adelante en el municipio de Morón, donde pudimos ser parte de un proceso social, comunitario, cultural, histórico junto con los vecinos y vecinas del barrio»; consideró Macha al rememorar el proceso que concluyó en la nueva fisonomía barrial.
Macha recordó también que hasta ese entonces los vecinos de la entonces Villa Carlos Gardel habían sufrido varias desilusiones con promeras de gobiernos anteriores: «Al momento de la urbanización ya se habían sucedido muchas otras promesas en gobiernos anteriores – del 2000 para atrás – que habían sido fallidas. Entonces había un nivel de desconfianza muy grande; y para quienes estábamos en ese momento en el municipio también era todo un desafío lidiar con esa desconfianza. Porque queríamos construir una forma distinta de hacer política…»
Una Agenda de Estado con la Mirada de las Mujeres.
Refiriéndose a la actual coyuntura política gardeliana expuso: «Que mujeres estén al frente de esas definiciones me da mucha satisfacción porque quiere decir que vamos avanzando en la toma de lugares que implican decisiones y que… en nuestro país, como en el mundo, todavía hay una fuerte desigualdad de género hay una fuerte mirada diferencial entre varones y mujeres…; entiendo que las compañeras van a ir con otros planteos y con otra agenda, y me parece que eso es muy necesario porque necesitamos poder situar en la situación de Gardel y de los barrios de Morón cuáles son las urgencias que hoy tienen las familias… y seguramente van a salir temas que – al ser compañeras las que están al frente – van a traerlas como situaciones problemáticas a la que la gestión tiene que poder encontrarles alguna respuesta…»